es la hora en que los parques
se pueblan de fantasmas
que rascan la corteza de
los árboles para dormirse dentro
y el breve puente 
que cruza el lago
detiene hojas ensimismadas 
en el tiempo; 
una mujer arroja a las aguas 
una moneda y pide un deseo,
luego abre sus brazos y se
pierde en una jauría de pájaros chillones,
mientras las últimas bicicletas del día 
dejan
sobre la tierra mojada
huellas que no cicatrizarán la noche,
el mismo hombre elegirá el
mismo árbol de siempre
a la misma muerte y en la misma
hora/

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