lo vimos desde el balcón.
estaba sentado en la vereda
su espalda apoyada
contra la cortina
de una ferretería.
ella me dijo entonces
que le llevara algo caliente.
pusimos la pava
un saquito en una taza de aluminio
crucé la calle y le dije
Abuelo, le traigo un té calentito.
Abuelo miró con ojos de siglos
su cuerpo de caballo viejo dio las gracias
me llamo Jorge, dijo, vivo allá en
el monumento a Colón
dejo siempre una frazada
para que no me ocupen el lugar
salí a buscar farmacias
pero están todas cerradas.
entonces crucé y volví a cruzar
y le alcancé unos analgésicos.
charlamos un rato acerca de las lluvias
y de los fríos
y de su bolso donde cabía entero el mundo.
su mundo: medias, algo de abrigo, un pantalón.
agarró sus dos bastones
y emprendió la larga marcha.
la avenida se lo fue tragando de a poco.
se llama Jorge
podría llamarse río
sombrero, pedal de bicicleta, campana, perro,
tiene su casa a los pies
del Almirante Cristóbal Colón.
la conquista continúa.
ciudad gran carabela
donde sigue venciendo
el oro y la espalda/

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