pero no podía escribirte.
buscarte hubiera sido una furia gótica.
y era tan inútil 
golpear una puerta
arrojar un florero contra un vidrio
como discutir la ternura autómata en
la velocidad 
con que arrojabas 
cada uno de tus
párpados.

no me fue dado el poder 
de cambiar la
dirección de tus viajes

el hilo dilatado de tu vaga lealtad.
y sin embargo 
tu silencio fue anagrama de la lluvia
regenteo absurdo de una alegría imposible,
pero no podía escribirte.

bastó dibujar una palmera en 
la persiana de un kiosco subterráneo
para comprender que el amor volvía a
casa, sin ojos, sin lengua.
más hermoso que nunca/

No hay comentarios:

Publicar un comentario