ya no andés mariconeando la noche
ya no usés la trillada retórica
de las muertes de los familiares más cercanos
para que sean
escudo honroso de tu cobardía,
dejate morir de una buena vez
de una puta vez
o todo lo contrario
viví tan vivo que cuando en la calle
alguien por azar
te mire a los ojos
se desvanezca desmayado sobre la vereda
o le dé una impresión tan grande
como si hubiera visto
al vampiro más fuerte de la aldea,
que desde hoy la luna sea una colcha
una muela que mastica por vos
las sombras duras como la carne de una jirafa,
¿has comido jirafa alguna vez?
¿has reído acaso alguna vez hasta sangrar por la nariz?
deberías intentarlo.
dormite parado en la estación de trenes
dejá que dos o tres niños policías
de esos que no alcanzan a los 23 o 24 años de edad
dejá que se acerquen a vos para pedirte los datos
estado social y civil
y si escondés o no un revolver hundido en la zona del ojete,
ya no mariconees
ya no hagas el tonto
tenés en las alforjas que vas pateando
los suficientes años para poder cruzar solito la noche.
no jorebés más a los amigos
ellos tienen sus propios quilombitos, sus penates,
y tu madre y tu padre están tan muertos
que ni vale ya la pena volver a nombrarlos.
dejate morir carajo
o todo lo contrario
incliná tanto tu energúmeno cuerpo hacia la dicha
que tu alegría sirva para bajarle los dientes a
los comisarios, a los soplones, a los malos poetas
que escriben buenos versos pero no prologan a nadie
sin antes asegurarse algún rédito por ello.
que desde hoy el maldito espejo sea tu rocinante
y si te llueve del lado de la cama donde estás durmiendo
abrí los brazos y pensá que este puto siglo 21
te pertenece/

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