la descarga del baño está rota.
hay que hundir en la pared la mano 
hasta la muñeca
y levantar un cañito amarillo.
el agua se lleva todo.
uno se queda mirando el remolino
del mismo modo que pudiese hacerlo una mascota
un perro, un gato.
y se deja arrastrar por perezosas analogías
acerca de la vida
del tiempo y sus disfraces.
lo realmente importante no acontece.
jamás acontece/

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