pero no dejes sola la piedra
que te sirvió de solaz y de consuelo
cuando todo lo negro y todo lo malo
te seguía como un enjambre de
demonios: no dejes sola la piedra
donde te sentaste a renacer.

porque hay que esperarse pariendo
dando a luz los árboles y las sombras
los relojes los camellos los nombres de las cosas
barajar dar de nuevo
esperarse pariendo la nueva aurora
cuando nos arrebataron o cedimos por cobardes
o por amor
o por no perder los ojos
cuando nos quitaron o cedimos hasta el último piojo
que nos quedaba en la cabeza:
hay que esperarse pariendo.

mas cuando eso suceda y seas al fin otro
te exhorto te ordeno te grito miserable de vos y maldito
si ya sano y  libre y bueno y parido de nuevo
por vos mismo y por tus ángeles tiernos, escuchá:
no dejes sola la piedra que te sirvió de consuelo/

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