La otra orilla/

¿Qué hacé acá? Llegué y ahora dicen que no puedo salir. Y claro que no podés salir! ¿Acaso creés que esto es como una especie de museo donde se viene de visita? Es que yo estaba haciendo algo que ahora no recuerdo qué era y de pronto estoy acá, ¿estoy muerto, esto es el cielo? No hombre, esto no es el cielo y si estás muerto bueno, eso yo no estoy especializado para responderlo, pero él sí. Che, Julio, acá el reciénllegado quiere saber si está muerto. Vení que te examino, abrí la boca, decí A, más grande, a ver, A, ajá, no, muerto no estás, así que podés remar tranquilamente. ¿Remar? Sí, remar. ¿O acaso no hemos venido a remar? Los botes azules parten de allá, los rojos de allá y los blancos de allá. ¿Alguna pregunta? Sí, todas. Bueno, tendrá que formularlas más tarde, ahora tome, éste es su remo y su bote es el de allá, el que tiene un albatros dibujado en el costado, ¿lo ve? Sí, pero... Nada, nada hombre, déjese de peros que el sol se esconde y tenemos que llegar al otro lado antes de que venga la noche, el frío del lago es insoportable, créame. Oiga espere, como le explicaba a su compañero, yo no sé cómo llegué acá, estaba en otro lugar, y de pronto aparezco acá, ¿me entiende? Claro hombre que le entendemos pero eso debe decírselo a quien le importe y a nosotros, disculpe no nos incumbe. ¿Y a quién le incumbe? Pues a los Incumbidores, los encontrará allá, del otro lado. ¿Quiere decir del otro lado de este lago? Claro, a eso me refiero. En la otra orilla. ¿Cuál dijo que es mi bote? Aquel, el del albatros. Bien, yo voy a remar, pero cuando llegue allá me van a escuchar. Ah, eso a nosotros no nos interesa, ya sabe, háblelo con los Incumbidores. Qué tipo más extraño, ¿no Julio? Sí, pero bueno, viste que los recienllegados son así, altaneros y preguntones. Sí, es verdad, ¿y qué creés que va a pasar cuando llegue del otro lado? Lo mismo de siempre, Isidoro, lo mismo de siempre. ¿Y sentirá dolor? No lo sé, en definitiva eso es lo de menos.

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