Acerca de Sputnik, mi amor, novela de Haruki Murakami

Es, sin dudas, una novela rara. Tenemos tres personajes fuertes y toda una galería de otras personitas menores que van apareciendo por acá y por allá, dinamizando la obra. El resumen lo podemos encontrar -creo, me parece, no lo he verificado- en algún lugar de la vasta Internet. Tampoco pretendo hacer un análisis crítico de la novela, excede mis ganas y mi tiempo. Volvamos rápido al principio. Dije que era una novela rara.

Ya empecé mal. Sinónimos de raro serían extraordinario, escaso, extravagante. Y no creo poder aplicar esos adjetivos a la novela. ¿pero por qué entonces fue esa palabra la primera que apareció en mi boca una vez que terminé de leer la obrita? No lo sé. Pero puedo llegar a saberlo. Empecemos desde cero. ¿Por qué me resultó "rara" la novela? Voy a ser lo más breve que mi gusto por las palabras me lo permita. Creo que resultó rara porque pone al desnudo una de las características más trascendentales de la novela contemporánea, esto es lo que la Novelística Contemporánea diría si pudiese hablar: "Miren, damas y caballeros, casi no tengo historia que contar así que lo que haré es hacer de cuenta que tengo una historia que contar, entonces la contaré". Y eso me fascina. Por lo menos a mí me fascina. Y me lleva a preguntas más totalizadoras, más abarcativas, más jactanciosas, menos posibles de respuesta alguna: ¿qué es, qué hace, una novela en el Mundo? ¿Cuáles son los parámetros, límites, fronteras entre la novela y la no novela, entre la novela y cualquier otro tipo de género discursivo? ¿Es la novela una historia, debe contar una historia, está obligada a decirle cosas al Lector? ¿Sería lícito que el fin de la novela fuese únicamente hacer del tiempo vital concreto del Lector un espacio anónimo y anímico agradable?

Más sencillo ¿la novela existe para que el Lector sobrelleve el aburrimiento, la abulia de los días? Me fui al carajo (esta metáfora del mundo de la navegación trae muchas risas en las aulas de los colegios secundarios). Es que estoy pensando en vivo, estoy intentando pensar a partir de la escritura y eso, además de ocioso, es caminar al borde del ridículo. Pero ya saben que la ridiculez me tiene sin cuidado. ¿Qué es lo raro de Sputnik, mi amor? No recuerdo quién dijo eso de que la novela es el arte de la digresión. Estoy totalmente de acuerdo y agradezco que ese alguien, cuyo nombre no recuerdo, se haya tomado la molestia de pensar eso por nosotros. Siempre debemos agradecerle a la gente que piensa cosas por nosotros. Al menos eso creo. Entonces no son las digresiones -constantes- que tiene la novela de Haruki Murakami lo que hizo que yo cerrara el libro con la palabra "rara" en mis labios. Fue otra cosa que me fascinó sobremanera a tal punto que me llevó a escribir este texto que apenas sí tendrá alguna que otra lectura en mi muro de Facebook. Pero me apasiona hablar de esto, así que no puedo evitarlo. Lo inconcluso de la historia me fascinó. No tiene final abierto, no creo que el final de Sputnik, mi amor sea abierto o suspensivo. Es la cerrazón misma, incluso es una vuelta de tuerca a lo fantástico.

¿Me voy de nuevo al carajo si digo que Murakami creó con esta novela un nuevo género literario? Bueno, total, ya nadie me va tomar examen ni a pedir explicaciones del asunto. Una mujer desaparece, apenas sí se dan pistas racionales o sobrenaturales de tal desaparición. Luego, sobre el final de la obra se deja de hablar de ella y la voz narrativa se centra en un episodio menor (un niño que roba unas abrochadoras en un supermercado) que no tiene ningún peso sobre el argumento de la novela. Y no creo que pueda decirse de ello que es una digresión, por el simple motivo de que una digresión siempre implica un contacto al menos del % 1 por ciento con la historia principal. Pero ese hurto que ocupa una parcela bastante importante del libro y, encima, casi sobre el final de la historia, viene a cumplir otra función. ¿Cuál? Creo -y ustedes no tienen por qué creerme ni creer en lo mismo- que la función de ese episodio es decirle a la gente, al Lector Constante (así llama King a sus lectores) miren: una novela puede ser todo y puede ser nada y puede narrar lo inenarrable o puede narrar lo que se le antoje.

¿Donde está el centro narrativo? ¿En todos lados? Entonces no está en ninguno. Entonces hay novela porque ya no hay centros. El siglo 19 mató a Dios. El siglo 20 mató al hombre. ¿El siglo 21 asesinará, al fin, a la novela? No lo sé, creo que iré a fumarme un cigarrillo. Buenas tardes.

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