quisiera no tomarme en serio
el tiempo
la muerte
los diámetros patológicos de la angustia
el cincel del otro que nos mira desterrado
la impávida dulzura de las sendas peatonales
el crujir torrentoso del párpado del ciervo
quisiera no tomarme en serio la alegría
la tristeza de envolver bajo la luz mi sombra
el incierto dromedario que gime en mi ventana
la caja donde mi madre es ceniza
los zapatos desnudos del niño en el semáforo
la cefalea diurna de los empleados municipales
el viento ecuestre con que nos miran los gatos
el nombre provinciano de Dios en su elemento
quisiera no tomarme en serio el serpenteo loco
del similar desvelo con que el alma deposita
siempre en la orilla del egoísmo su cuerpo/

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