tendría que cambiar hasta el nombre para empezar a amar a los gatos.
decía Fulgencio
y se escondía detrás del armario para dejar pasar la milicia
porque se lo querían llevar para el norte
y él no quería dejar su fortuna
que era un grande ombú de Entre Ríos
ni su mujer que le era imperfecta como calzarse la bota derecha
en la pierna izquierda
pero Fulgencio la amaba
la llamaba Luna
a pesar de ser morena como las espigas en el vientre de la noche
a todo Fulgencio decía que no
que no esto
que no aquello
que no lo de más allá
sobre todo abominaba de los gatos porque él silbaba y ellos nada
porque él les ordenaba dar la patita y ellos nada
porque él les ponía taza de leche y ellos nada
entonces Fulgencio abominaba de los felinos
sobre todo de los que dormían cerca de su cama mientras él
se cortaba las uñas de los pieses/


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