tengo todo el día para rodar bajo tus ojos,
toda la luz
y toda la violenta lanza de sombras que
la noche
en su pavorosa espina nos dirige
desde
sus horas como una presencia amenazante
y dolorosa, el día de uñas y de máquinas que
lloran cuando les duele la vejiga, o un ojo del
tornillo, tengo
mujer de orejas de paloma, de boca de martillo,
de alimento desnudo y viva rama del fuego encrucijado,
sola y triste era el alma y le lavaste la boca
y le cociste arroz
y la hiciste dormir en la línea gemela de tus párpados
y el alma entonces
dejó atrás su cajón de cebollas, su costal de niebla
y quién sos, mujer de sexo de sal, de escoba, de universo,
yo te amo del día que tuerce melenas del viento inclaudicable
nombrar el pie de una abeja azul o gris bajo tus ojos,
tengo todo el día para mojarte, soy yo el vino, el cereal,
sótano de agua donde tus pechos desenredan
el cuerpo alegre y tibio de los pájaros/



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