al amor no solo le crecen pájaros azules
no solo le supura de la nariz
toda la alegría imaginable de la tierra,
no,
al amor también le aumentan el alquiler
y le sacan los muebles a la calle
y le dejan debajo de la puerta
impuestos municipales
que le cuestan un ojo de la cara
o un ala o el manchón aceitoso de la
fanfarria de los sueños con la luna,
al amor a veces no lo dejan en paz
y lo corren de todos lados porque
en todos lados molesta con su oboe de luz,
y toma el colectivo a diario
y camina hasta la fábrica o hasta el cementerio
y pasa allí sus horas contemplando los cadáveres
de los vivos y de los muertos, porque hay
cadáveres vivos que están más llovidos
que un par de muertos vivientes y de incógnita
esa boca que nos besa 
con toda la presión atmosférica encima
y hace mástiles y cortaplumas y hace cantar mil gallos
cuando la saliva casi oxidada de insultar al frío
se pone colorada como una levadura del crepúsculo
es ahí donde me encuentro de mujer encontrado
y aunque al amor le pongan bozales de zinc
y lo echen a la calle
le siguen creciendo pájaros insoportablemente vivos
hojas que nacen, animales amenazados 
de ternura/

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