es de conocimiento empírico
el indiscutible suceso
el hecho que ni dioses ni mortales
pueden a sus voluntades torcer
deliberadamente o por chismosa casualidad
el acontecer de que, meses más o meses menos,
cada una década aparezca en la boca de un hombre
un nombre de mujer destinado a zamarrearle los dientes
a estirarle el cuello como un espécimen nuevo de jirafa
hecho que escapó a la teoría darwiniana
y al fluir constante de los elementos
efectivamente cada una década, horas más u horas menos,
acontece el milagro
el improperio
el descuido entre los brazos del hombre
que una mañana cualquiera de un día extraordinario
se encuentra sosteniendo el peso leve e infinito
del cuerpo de una mujer definitiva
que le sacudirá los huesos como si fueran de papel
y arderá para siempre en su memoria
como un carbón que con los años
más se enciende y más lastima
y enamora más cuanto más la lluvia golpee con furia inusitada
el corazón de las hojas, el vago esqueleto de la vida/

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