hemos descendido al mundo
los pies desnudos tocan la piedra rojiza
el avariento humus de la tierra mojada
la caja de magnesio, el prolífero andar de
las bestias azules, la acabada lentitud de las rocas,
raíces vertiginosas donde la inmediatez
de los helmintos demacra el suave ulular
de la rosa, su voz áspera y tenue,
grita el cocodrilo su nombre de serpiente
rompen las cortezas los pájaros ciegos
del amor furiosos dromedarios deletrean
la traslúcida lengua de las amapolas,
ya en el mundo, bajo cualquier sol inmersos,
ojos de mujer se abren en la noche nueva
últimos pies desnudos demudan en sombras
la luz de la centella, el quirúrgico devenir
de las cebollas/
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