tomar una hoja entre las manos
una pequeña hoja del mundo
acercarla a la nariz
tragarse de pronto todo su tiempo
sentir en el propio cuerpo su materia infinita
hecha de noches y de días
adobada del semen crepuscular de la luna
rayada por las horas constantes del rocío
tomar entre las manos la breve sustancia
la verde corporeidad de una hoja pequeña
y recordar súbitamente que nosotros
somos y no somos esa leve copia de mundo
ese talle imperfecto donde la vida
y tal vez la muerte
desatan y exploran con dedos aún temblorosos
los misterios humanos de que estamos
y no estamos hechos todavía/

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