yo no tuve oportunidad de defenderme.
la saliva de la luna se me quedó en la garganta,
quise gritar pero la noche era ya una sortija
oscura, redonda, gris como los árboles;
debí haberte dicho "mujer, mirá, esta es mi alma"
y abrirme la piel para que le echaras un vistazo
hubieras visto entonces barcos pesqueros
cientos de hombres, con mi rostro, remando
y una ballena roja alimentándose de mi sangre;
yo no tuve, ciertamente, oportunidad
de defenderme; cuando quise advertirte ya eras
un arpón de días atravesándome el cuerpo/ 

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