me duelen los ojos de 
no saber dónde y
la nariz  
de 
no saber cuándo
y las manos 
que me interrogan las sienes
y el corazón que dice 
hasta acá te sigo, flaco, acá me planto 
desde ahora seguí vos solo el caminito del 
alma 
el atajo que nos llevaba todos los días a
esa calle de tierra donde una luna no es la luna
ni un hombre que anhela es sino una mujer
golpeándole desde dentro de sí las costillas
haciendo una escalera de barro con tu
corazón/

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