a propósito del pan ...

nunca se sabe para qué lado del
billete caerán las cartas, es embromado el
asunto; si arrojo al fuego una lágrima se
quema y de sus cenizas yermas surgís vos
como una gatita enana, blanca, mimosa y
saltás del carbón al suelo y estirás los 
ojos y me quedo siempre embriagado (no,
no es esa la palabra... es otra, que aún
no existe, que deberé inventarla para
vos y para mí, deberé crearla incluso para tocarte
y para llamarte siempre); nunca sé hacia
cuál de los dos lados del obelisco se
inclinarán tus ronroneos, tus persianas, pero
sos de todos modos mágica (tampoco es esta la
palabra, hoy no anda bien la orografía) y estoy
pensando cosas de mí que se parecen a vos.

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