Paz ...
no voy a llenarme con más música de trenes
no voy a empacharme las amígdalas
con las imágenes taciturnas que
la televisión proyecta quirúrgicamente los
sábados a trasnoche;
ya no voy a ser el número 9.047 en la lista de
espera al paraíso. entraré sin golpear, sin cita.
del otro lado del imperio vos ya no
te sentarás en Parque Independencia a mirar cómo
el amor se representa siempre en otros allá
a unos metros de los árboles más lejanos siendo
espectadora expectante palpitante no
no ya, ni te quedarán más los dedos marcados de
nicotina los domingos a la tarde mientras se pasan de
largo los albeolos transeúntes de las calles alistadas.
ya no te golpearán las veredas las nalgas con sus
cuadraditos en amarillo y negro, no habrá el
silencio de un placar sonriéndote en penumbras a
las tres de la mañana mientras aguardás que
el insomnio termine su diatriba de esqueletos.
hemos vencido, mi amor, hemos ganado.
voy a abrir cada mañana tus
pestañas como girasoles y empezaré allí a caminar el día.
vas a tocarme los dedos cada noche
para darle cuerda a este reloj que te ama.
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