delestrada ...

si en una esquina
de la ciudad de La Plata
comenzase a llover diluvianamente 
sería extraño pero no novedoso
porque ha ocurrido que 
en varias ciudades latinoamericanas
la lluvia hizo su apoteosis de ahogados
y que los cadáveres eran arrastrados por el río
que a ambas laderas de la calle se erigía
y que los árboles también se desprendían
y los edificios y los puestitos de perfumes
y que hasta las bibliotecas populares
salían acuosamente con sus páginas en lista
a enfermarse en esas correntadas rotundas
de los diluvios improvisados
y que una mujer de ojos saltones
llega siempre justo a tiempo
para estirar la mano y rescatar no menos
de dos o tres sapitos
que están siempre siempre
a punto de ahogarse/

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