pan no había.
un huevo para vos
y otro para mí.
me acosté
me levanté con hambre.
mientras dormías la mañana temprano
corrí al kiosco
había encontrado monedas en
tu camisa.
ni una
miga te dejé.
ese día
me juré hacerte renegar menos
dije hoy debo ser un hijo como Dios manda.
cuando te levantaste pusiste la pava
para el mate cocido.
sonreías.
había sol.
te abracé fuerte,
me comí el chocolate en la esquina
para no convidarte
ni una miga, viejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario