el vientre delgado de las ciruelas
devuelve al aire una luz tan clara
que aún en la oscura monotonía de
las sombras
ilumina con púrpuras palabras
los tapiales que delimitan
el patio inmortal de la infancia.
bajo la tierra las arterias del ciruelo
buscan no sé qué ojos de qué padre
ya ido, ya ausente.

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