andamos solos de nosotros mismos
a veces una flor, un picaporte, una metáfora
vienen a añadirle sonidos a la imagen
que cotidianamente se repite:
que andamos irremediablemente solos.
de pronto, por qué no, en nuestra mano
como si fuera el esqueleto vivo de una rana
sentimos el peso de otra mano
apretamos esos dedos como si fueran panes
nuestras uñas entonces reverberan cenizas
que van dejando en la calle
una señal silenciosa de que hemos existido.
tristeza, alegría de nosotros mismos
que no podríamos compartir con nadie
porque nadie toca con su lengua
el fragmento hospitalario de tiempo
la ciruela blanca y cristalina que nos devora
somos solos, andamos solos y seguiremos solos
aunque de nuestros párpados se cuelguen
de manos y de pies
los hombres que andan el continente/ 

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