tengo un par de zapatos
que ya tienen varias entradas a boxes
en la última de ellas
el hombre cosió en las puntas
sendas lonjas de cuero
que, bien miradas,
parecen negros cerebros
añadidos por el Dr. Frankenstein.
los lustro con denuedo y con pomada
y aunque fuese yo un hombre de dinero
los enviaría al zapatero
cada vez que hiciera falta.
yo tengo un par de zapatos negros
que me regaló mi mamá.
mamá que ya no tengo.

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