nunca leímos a Saul Bellow.
nunca nos importó demasiado la literatura.
preferíamos subir a los trenes en movimiento
preferíamos aguantar la respiración bajo el agua.
nos tenían sin cuidado los autores
y más aún los autores de teatro
por nosotros podían morirse todos
que pagaba lo mismo.
lo que sí soñábamos de día y de noche
era ganarnos el premio gordo de la lotería
nos íbamos a ir de viaje por todo el mundo
hasta que el dinero se acabara
y luego nos volaríamos la cabeza con dinamita
o nos arrojaríamos a los Campos Elíseos
desde la Torre del Triunfo.
pero si la suerte impía se tardaba más de lo esperable
habíamos diseñado una estratagema
para ser ricos
tirados en las camas
planeábamos hasta el último detalle
hasta el ínfimo detalle
robar un banco
usaríamos máscaras de gente famosa
Al Pacino Evo Morales Margaret Thatcher
y algunas réplicas de revólveres rusos
porque admirábamos a los anarquistas del siglo pasado.
pero lo que es Bellow, bueno eso no.
nunca leímos ningún libro de él.
en realidad nos cagábamos de pie en la literatura.
preferíamos arrojar piedras al arroyo.
mirarnos a los ojos hasta llorar de alegría/

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