los muertos nos miran desde sus hondas madrigueras.
recostados y en silencio observan nuestra vida.
se ríen de nuestras angustias y de nuestras esperanzas.
los muertos son sabios doctorados en metafísica.
nosotros creemos correr o dormir o suceder
y los muertos se descascaran de risa e indulgencia
nosotros creemos amar, cantar, elegir
y los muertos lloran hilarantes bajo la tierra que pisamos.
y afanosos estudiamos leyes, literaturas, épocas virreinales,
y de todo ello nada recuerdan los muertos alegres.
y atesoramos avarientos el oro, la plata, los bienes todos
y los muertos alegres ¡ay... se nos ríen en la cara!
y levantamos vanidosos los ojos al cielo
o bajamos sumisos la mirada a la tierra
¡y nada de todo ello es otra cosa siquiera
que vanidad de los vivos sobre los muertos!
los muertos alegres beben vinos subterráneos de uvas claras
bailan y se entregan a orgías y carcajadas que hielan la sangre,
oh, Lector, si todavía no los has oído reír de vos en las noches
es porque no has prestado la suficiente atención.

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