finalmente Morella conoció el río.
nos tomamos el 275 hasta Punta Lara,
la ruta es larga y angosta
a los costados extensos campos se abandonan
a la espera de algún pájaro
o de alguna máquina que los embarace de arena y cal
y les haga parir edificios
bellos edificios
donde la gente se hacinará porque no puede
acceder a una casita con patio y un poco de verde
y un poco de sol y otro poco de cielo.
pero Morella conoció el río 
y anduvo descalza la arena
y escribió con el dedo
su nombre y el mío
y pagamos 75 pesos para poder subir al muelle
y de ahí ver los patos negros que mordían el agua
para alimentarse. y Morella señalaba con la mano
esa mano que lleva siete años de gestos
un barco pesquero que espantaba el horizonte.
y corría en el agua
y a cada rato decía que amaba el mar.
y a cada rato yo le repetía que no era mar sino río.
mas ella insistía en llamarlo mar.
quién soy yo me dije entonces
para cambiarle el nombre a las cosas de su mundo.
nos sentamos chinito al final del muelle
y pronto comenzamos a ver a lo lejos delfines
y sirenas
y mirá papá la ballena la viste?
claro que la vi
lo veo todo con vos, hija.
y qué hermoso fue haber ido juntos a conocer el mar.

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