un somnoliento profesor de literatura
apoya una somnolienta cabeza de literatura
contra una ventanilla de colectivo.
la noche lo envuelve todo con una mortaja de neblina.
cuando el chofer toma una loma de burro
el somnoliento profesor de literatura putea en griego
en su mente ominosa está convencido de
que el el chofer lo hace deliberadamente
como una especie de venganza de no se sabe qué,
las ventanillas tiemblan como ventanillas que tiemblan
en un colectivo que atraviesa la noche como si fuera un
colectivo atravesando la noche. el somnoliento
profesor de literatura (S.P.D.L. a partir de ahora)
abre su morral y saca un libro de Soriano,
lo abre en la página 181 y continúa leyendo.
mira la hora en su nokia c2 y suspira.
en exactamente 67 minutos estará diciendo buen día
frente a un batallón de somnolientos alumnos de
literatura que, ávidos, esperan el milagro
de la muerte súbita del S.P.D.L.
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