brevísima obra teatral en verso
(léase en voz alta y entonación dramática)

y la rosa?
cuál rosa?
la rosa que me diste un día?
ah, esa rosa!
sí, esa, dónde está?
qué cosa?
la rosa!
ah, sí, la rosa...
no me digas que la perdiste.
no, cómo se te ocurre?
y dónde está?
quién?
la rosa!
ah, allá.
allá dónde?
allá donde la dejé.
y dónde la dejaste, José Alfredo, la rosa?
puedo ser honesto?
sería lo mejor.
no está, Claudia Isabel, la perdí.
perdiste la rosa que me diste un día?
sí, lo siento.
yo te voy a bajar los dientes, guanaco!
no, no, esperá, Claudia Isabel, esperá un momento.
yo no espero nada y acá te va el primero.

(sería interesante en este momento
que un ayudante tirase sobre el escenario
granos de maíz sin cocer)

me bajaste los dientes, Claudia Isabel!
lo merecías, José Alfredo.
ahora cómo nos casaremos delante del juez?
usá un  pañuelo en la boca.
creerá que he venido a asaltarlo.
no seas marrano, José Alfredo, vamos, entremos.

buenos días su señoría, soy el novio.
guardias disparen que me están robando!
que no es un asalto! que vengo a casarme!
guardias abran fuego de inmediato.

(acá el actor se toma el pecho y rueda por el escenario.
la mujer compungida se mece los cabellos y sonríe)

ya no tendré marido
ya no tendré rosal
ya no tendré otra cosa
que muerto para enterrar.

(acá entran cuatro guitarreros disfrazados de esqueletos
entonando a un tiempo la misma canción)

ya no tendrás marido
ya no tendrás rosal
ya no tendrás otra cosa
que muerto para enterrar/

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