¿Qué es Poesía? o el árbol de mandarinas/ Por León Peredo
El siguiente texto -este que yo estoy ahora escribiendo y que Usted leerá más tarde cuando, quizá, yo ya haya cambiado de opinión- no dejará al lector con las ganas de una respuesta. Hay una respuesta, pero hagamos juntos el camino, sé que hay una respuesta, intuyo esa respuesta, la presiento, la olfateo como el olor de un árbol de mandarinas al final de este sendero. Está allí. Busquémosla juntos. Acompáñeme, querido Lector.
Pero voy a permitirme "pensar en vivo", que el acto de la escritura sea simultáneo a la acción de pensar. Y, por supuesto, invito -como siempre- al lector a completar o refutar los argumentos y conclusiones. Decir qué es la poesía o tratar de explicarla es imposible. Podría buscar algún sinónimo un poco más académico o ingenioso pero el esbozado me satisface y alcanza: es imposible decir esto es poesía, esto no es poesía. Hasta acá el agua del río, a partir de acá el agua del mar.
Primero una breve aclaración con respecto al título de este escrito: texto no es lo mismo que discurso, pero en este caso los usaré indistintamente.
Acerca de la FORMA:
Cuando intentamos explicar a alguien qué es poesía ensayamos lo siguiente: la poesía está escrita en verso y tiene rima. Los alumnos repiten la lección, el profesor les pone diez y los padres y directivos contentos. Todos contentos menos la Poesía. Porque resulta -ya sé que Usted sabe estas cosas Lector, téngame paciencia- que la prosa es un hábitat perfectamente acogedor para el discurso poético. Y que la ausencia de rima es un familiar directo de la Poesía. Entonces intentar definir qué es Poesía a través de su forma es una empresa perezosa. Y falsa.
Acerca del CONTENIDO:
Hay teóricos de la literatura que buscan lo poético en el contenido del texto, es decir, en el tipo de lenguaje que se utiliza. Pondré un ejemplo: "Ella tiene un par de ojos preciosos" no sería poético ya que no echa mano a los recursos estéticos de la retórica, a saber: hipérbole, metáfora, personificación, metonimia, sinécdoque, etcétera. Entonces no es poesía.
Pero si a ese enunciado le condimentamos la semántica con algo de sal y un chorrito de metáfora obtendremos -desde la perspectiva de estos teóricos- Poesía: "En sus ojos la belleza se lame los huesos". Más allá de que guste o no esa metáfora, es, sin duda, eso: una metáfora. Entonces acá sí habría Poesía.
Pero nuevamente estamos frente a una verdad a medias. Y las verdades son cosas absolutas, es decir, estamos frente a una no verdad. Otra falacia.
Por la sencilla razón de que hay poetas -renombrados poetas- que construyen su Poesía echando mano del denominado discurso vulgar (de vulgo, pueblo, popular) y cotidiano. Como ejemplos basten dos botones: Francois Villón y Nicanor Parra.
Bueno, si se acepta como válido lo argumentado hasta el momento, nos quedamos sin nada. La conclusión hasta entonces es la siguiente: la Poesía no se define ni por su forma ni por su contenido. Es imposible decir qué es y qué no es poesía.
Sin embargo continuemos, que ya falta poco. Sigo oliendo las mandarinas, el árbol ha de estar en aquel recodo que se percibe en la distancia. Tome mi mano Lector y caminemos juntos.
Mire conmigo esos pájaros, dejemos atrás la ciudad, los ruidos de los automóviles, los gritos de los semáforos, la mirada altanera de los edificios; caminemos de la mano hasta aquel recodo. Ya casi llegamos ¿huele las mandarinas? ah, yo sí!
Acerquémonos al árbol, allí sobre su corteza están escritas algunas definiciones que he soñado, de tanto andar en la vigilia. Yo las leeré por usted:
La Poesía es ese lenguaje al que no le están vedados los misterios ni las obviedades; entra en la casa de la física como en la mansión de la metafísica sin pedir permiso ni golpear la puerta.
La Poesía vence allí donde la ciencia y la filosofía entregan -vencidas- sus espadas. Porque el lenguaje de la ciencia tiene su límite en lo observable y corroborable, la Poesía no. Porque el lenguaje de la filosofía tiene su límite en la Razón Humana, la poesía no. La Poesía nombra los objetos que no existen, cosa que la ciencia no. La Poesía se ríe de los límites de la razón, cosa que la filosofía no soporta.
Nos damos cuenta que estamos viéndole la cara a la Poesía cuando ésta nos revela objetos que estuvieron delante nuestro toda la vida y nunca los habíamos observado.
La Poesía es una herramienta de trabajo que cava la tierra más inhóspita, más dura y deleznable hasta dar con el agua.
La Poesía es -junto a la razón y los sentidos (gusto, olfato, tacto, oído, vista)-
un medio que la humanidad emplea para conocer lo inmediato y lo mediato.
La Poesía siempre tiene urgencia de nombrar lo innombrable.
Venga, sentémonos, Lector, a comer mandarinas debajo del árbol. Quizá se sienta un poco decepcionado. Quizá sienta que ha perdido el tiempo al haberme acompañado. Y me grite en la cara "farsante, cualquiera define lo que es la poesía haciendo poesía". Y yo le responderé, querido Lector, que usted tiene razón: el único modo de hablar de poesía es haciendo poesía. Pero, entonces, volvemos a la pregunta que pregunta acerca del fundamento de la Poesía. Sí. Sigamos caminando, quizá de eso se trate el asunto.
León

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