las palabras crecen de noche
como si bebieran de la luna
se hacen más pesadas
alcanzan la estatura de
los árboles más grandes
cuesta arrastrarlas
entrarlas a la casa es imposible
debo dejarlas afuera
atadas al picaporte
como globos de cumpleaños
el viento las mece de un lado hacia el
otro
las miro por la ventana
les sonrío
ellas me devuelven el gesto
con una mirada de animal cansado
he logrado traerme algunas conmigo
a mi cuarto
allí duermen conmigo
abrazadas a mi boca
temerosas de caerse a la tierra.
dormimos con lentitud la noche que no cesa.
todas las mañanas
al despertar abro la puerta
y debo barrerlas
juntarlas
embolsarlas
muertas allí de frío.
se mezclan con las hojas de otoño.
el camión de la basura se las lleva
nadie sospecha el crimen involuntario
de las palabras que crecen
y no puedo salvarles la vida.
cada noche sucede lo mismo/
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