balada bonaerense a los barcos moribundos de Ensenada/

en el puerto de Ensenada
decenas de barcos 
están hundidos hasta sus escolleras,
algunos se ponen de costado
para conciliar un sueño más profundo.
las gaviotas hacen sus casas en los camarotes
donde ya ningún marinero piensa en
el cuerpo marino de una mujer,
allí están los colosos dormidos
no tocarán ya la sirena para zarpar
ningún puerto lejano les tocará la barba
ningún capitán los palmeará orgulloso,
les espera el abismo
poco a poco se los traga el río poco a poco,
allá arriba un sol de oro que huele a pescado
les hunde en los costados su dedo amarillo.
en el puerto de Ensenada los barcos cantan
canciones aprendidas en noches lejanas,
debajo de banderas y de ojos extraños,
¿recordarán acaso -con nostalgia- 
la vastedad del océano bajo sus panzas?
alguien silba detrás de una máquina,
allí, en el agua, los colosos se dejan morir,
día a día, poco a poco
se los traga el río/

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