Ezra Pound tenía la costumbre
de sentarse frente a la mesa
de su cocina
a contemplar durante horas una tuerca de plomo
que él mismo extrajo
con una llave n°10
del manubrio de su bicicleta.
críticos y biógrafos de su obra aseguran
con ciertas contradicciones que no alteran el resultado
que esa tuerca contenía
en su centro vacío el universo
y que bastaba contemplarla prolongados tiempos
para que Ezra se inspirase y escribiera.
así
uno de los poetas más trascendentes
del siglo de las guerras
al decir de Hobsbawm, recibió su poética
de una pequeña tuerca
que él mismo extrajo
con una llave n° 10 del manubrio
de su bicicleta/

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