puedo decir que la poesía
se llevó
los mejores años de mi vida
y que todavía no termina conmigo
que está siempre agazapada detrás de un árbol
o dentro de mi cama
o esperándome acodada a la mesa
y me pregunta qué comemos hoy
y yo parto el pan y le convido
y ella mastica con la boca abierta
y me habla de no sé qué cosas
de qué mundos
o personas que nunca he conocido
a veces pienso que se divierte conmigo
que dice algo así como bueno, muchachos, los dejo
me voy a la casa de Peredo a cagarme de risa un rato
y viene, yo la espero, siempre la espero
y entra como un perro todo mojado
y salta sobre los sillones
sobre la mesa
muerde mis libros, destroza los almohadones
y ya calma me mira y me dice bueno, querido, qué
tenemos hoy? y yo le muestro algunos textos
ella se calza los anteojos, pone cara seria
yo mientras pongo el agua para el mate y espero,
luego de un rato se quita los anteojos, arroja sobre
la mesa los papeles y cruzándose de brazos me
dice no pensaste en dedicarte a otra cosa? qué sé
yo, no sé, podés, por ejemplo, hacer barquitos de papel
o crucigramas, o podés alistarte en los bomberos voluntarios de
City Bell; yo me quedo callado y pienso
que tal vez tenga razón, pero de todos modos
no le hago caso, le cebo un mate
y quedamos en silencio/

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