en una pequeña muerte
viajaban los sapos de Siracusa
saludaban desde la proa a los niños
y a las mujeres congregados
a las orillas de la noche
para verlos pasar

alegres iban los sapos de Siracusa
contando aventuras de tiempos pasados
mordiendo manzanas
fumando sus pipas
en una pequeña muerte
los sapos cantaban

un hombre tan alto que su cabeza se perdía detrás de las nubes
sonreía al mirarlos
pero en la tierra de los sapos nadie veía su sonrisa

atrás quedaban las zanjas y los estuarios
los pecesitos que se duermen bajo la lluvia
el amor de los hipocondríacos que mueren de todo por nada

en una pequeña muerte
más pequeña que una cigarra
iban dando gritos de alegría
contándose historias lejanas los sapos alegres,
los alegres sapitos de Siracusa/

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