siempre hay perros de la noche.

durante el día uno puede hacerlos a un lado.

ir al supermercado por unas cuantas cervezas.

sentarse en el pasto a leer algo de King.

mandarle un mensaje a un amigo para ver cómo anda.

y ciertamente llevar con paciencia el peso de huesos
líquidos
y carne

pero en la noche
cuando no los vemos
oímos ladrar los perros

nacen de la tierra
emergen como cangrejos
saben nuestros nombres
nos llaman por el apodo

es soberanamente inútil espantarlos

vuelven con más rabia

el Gran Perro de la noche olfatea nuestras nalgas
se pasa la lengua por el hocico
amenaza tragarnos de un bocado.

uno no puede hacer otra cosa que destapar una cerveza
encender un cigarro
y esperar
paciente

las luces del alba que lo irán desdibujando/

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