con mi viejo no fuimos nunca al mar
nunca lo vi cayendo herido de ola
ni le conocí ojota corroída por la arena,
no abrimos sombrilla alguna
ni destapamos una cerveza en el crepúsculo
cuando los azules del mar y del cielo
mezclan sus vesículas con
la roja raíz de la noche.
no es tristeza
es mera descripción del estado de cosas.
porque Pochi nunca tenía un mango
entonces el mar era un jeroglífico
una cosa pintada de celeste en los
mapas de América Latina, acá quiero ir papá
le decía
apoyando la yema del dedo en algún punto oblicuo
de la costa atlántica, mi viejo pitaba su 43/70
y sonreía mirando la noche, el mar era cosa de otros
de otros, viejo loco, era de otros,
como la muerte/

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