qué tenían que ver mis principios con tus finales.
o tus comienzos con mis llegadas.

allá lenta la calle espera el agudo ataque de la alegría.

entonces distribuye entre los árboles apostados en las veredas
armas de guerra, municiones de sombras, algodones para las heridas.
no vaya a ser cosa que alguno muera
y prive al otro del hiperbólico placer de golpearle el corazón con una vara.

puerta a puerta la ternura vende medias que el amor no se calza.

qué tenían que ver tus ojos en los míos
o tus auxilios en mis cortometrajes.

me desdigo de todo y tomo tu ausencia entre las manos
como si manipulara un arma de luz en la tormenta/

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