poética perediana/

cada vez que me siento a escribir un poema
mi muletilla, mi averroes, mi poética es
siempre la misma. me digo, entre paternal y autoritario:
intentá no escribir una bazofia.
y con eso me conformo
y con eso dejo satisfecha mi conducta,
otros buscan la brújula, el visionismo, la mística
yo busco no escribir una bazofia.
lo peor son los lugares comunes
hay que tener la habilidad de un punguista 
para salir airoso luego de escribir, por ejemplo: 
te amo. cómo salís de un te amo.
cuando el crítico literario o el asiduo lector de poesía
lee en un poema ese terrible binomio 
frunce de inmediato el entrecejo, sonríe de lado
entre despectivo y victorioso
y echa santiamenes a la Madre Literatura.
cuando se alcanza la edad de la razón poética
es decir, tener la plena conciencia de que nunca vendrá
Mondadori o Alfaguara a decirte "eres uno de los 
elegidos, te editamos" entonces uno anda liviano
de versos, curado de vergüenzas y, por toda poética,
se repite con cierta alegría: intentá no escribir una bazofia.
lo más probable es que no lo logres.
y allí, entonces, la pregunta ontológica más trascendente
para un poeta: a quién le importa/

No hay comentarios:

Publicar un comentario