existe un principio de realidad en morder una cebolla
en atar una zapatilla
en dejar morir el cigarrillo sobre la mesa
del espejo que introduje en el lavadero donde una madre
se encerraba para rezarle sus retahílas a Dios extrajeron
mojadas sombras
inarticulados espantapájaros que recordaban el exordio de la lluvia
y vos, allí
viviendo detrás de la trivial colisión de mi memoria. sapo gris que muge.
existe un principio de realidad en orinar la rosa que crece en la tormenta
ciertas palabras golpearán con intención asesina tu boca,
donde nacían violines que cantaban bajo la luna.
no me des paraísos que no pedí
dame apenas la sencilla piedra que te reclamo/

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