poema de amor en hora pico/

mirame
si se puede
a modo de bienvenida.

dejá que me quede en tus pupilas haciendo el payaso.

el cielo se está poniendo sucio
entonces si sonreís
estaré a salvo de la torpe difamación de las piedras.

mirame apenas con el pétalo más periférico de tu mirada.

dame la bienvenida en silencio
me alcanza con saberte en el mismo continente,
en el mismo mundo:

soy feliz en tu paisaje.

mirame sin inquietarte por mis razones humanas
que suelen ser sin razones
que suelen terminar doliéndonos en las articulaciones
y en los laberintos donde el beso y el minotauro
y ese hilo lubricado de tu boca
arrojan al fuego
toda madera,
toda octogonal divagación de la tristeza.

mirame a modo de advertencia.

estamos a punto de quedar a oscuras
dejame buscar en tu cintura el mar
la terciada avaricia de una luna en calma,
tu desnudez perfecta,

mi nombre lleno de pájaros y de sustancias grises
que ayunan tu alegría/

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