voy a llevar mi reloj a la relojería.
anda mal.
da palomas en lugar de segundos.
da coces en lugar de minutos.
da calambres en lugar de horas.
el señor relojero me preguntará sin duda
dónde he comprado ese reloj endemoniado
el asunto es que no recuerdo
si fue en La Plata o en San Telmo
me lo vendió un cirujano
de aspecto furibundo
diciéndome que si se lo compraba
iba a tener suerte
yo le creí
mis ballenas le creyeron
le creyeron mis siete piernas
mi mapa geopolítico le creyó
y le creyó la mujer que me arrojó en la cara
-esto hace por lo menos siete siglos-
una pluma de chajá embalsamada
todo se encargó de creerle por mí al cirujano.
y ahora debo ir a la relojería
porque mi reloj anda mal
anda decaído y sin agujas y sin un centavo encima
para llamar a la ambulancia/

No hay comentarios:

Publicar un comentario