me gusta entrar con vos
tomados de la mano
a la pescadería
ver las merluzas
los gatuzos
los cornalitos
y que me digas bajito al oído
pensar que esos bichos viven el mar
y que el hombre los va a buscar
haciendo parir a las olas
y que de pronto
tus manos
me aprieten con insistencia el codo
y tu voz se vuelva rabieta
lanza
piedra
hoja metálica que desciende sobre la realidad toda
"¿comerán pescado los pescadores?"
cómo no van a comer, te respondo
pero luego pienso que el que hace sillas a veces se sienta en la piedra
que el que enseña a veces no tiene zapatos
que el labrador a veces no tiene tierra
que el cantor a veces no tiene guitarra
que el que trabaja en una panadería a veces no tiene pan
y me entra la duda
y te miro a los ojos
y me encojo de hombros como espantando un espíritu
ojalá el mar les dé lo que el patrón les quita, te digo
y en el alma nos queda el resabio de la impotencia de los siglos/

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