podemos pagar cara la taza de café
que tomemos solos
en una estación de servicio
camino a Ciudadela
al salir de un hotel barato
oliendo a ginebra o a vino
podemos pagar caro el atado de cigarrillos
que compremos a la vuelta de la esquina
camino a ciudadela al salir de un hotel
dijimos barato
a razón de andar solos con las sombras de
quienes ya no somos, un amigo pudo robarse la
toalla del baño de aquel sucucho
pudo haber sido el año 1998 o 99 qué importa
el tren seguía de largo por miedo a los drogones
que aspiran Poxiram porque no tienen siquiera
para drogarse dignamente/ podemos pagar caro el
rostro del despiadado invierno que no conforme con
ulcerarnos la cara
se mete en los consorcios del abrazo para helarlo para
dejarnos un resabio en la boca a mujer que
se acostó por el plato de polenta con tuco
o por los 2.850 pesos que sale el alquiler del
monoambiente donde cría a los hijos que
no dejan de llorar por los chupetines que vienen con
sorpresa/ podemos pagar cara la taza de café
que tomemos solos
a la salida de un hotel tan barato que se le caen los dientes
cuando uno pega un portazo y el tren que vuelve a no parar
esta vez por miedo a que suban los fantasmas
de los días futuros/

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