uno quisiera tomar la brizna de pasto
apoyarla en la lengua
sentir el dolor de la tierra
el sabor de los caballos
la antigua temperatura de la mujer que ha sido madre
el prehistórico aire
de los primeros caldos
donde allí la vida
donde allí el silencio
masticar la brizna hasta deshacerle los humores
del imaginario universal
portar los nombres involuntarios de las cosas
sentir en la vejiga el rumiar de los peces
tocar de pronto una mano hecha de amapolas
torcer avariciosamente el hocico humano
ladrar con alegría
la rueda de un automóvil que atraviesa la ciudad/

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