el hombre de azul
que tiene caballos grises bajo los ojos
y huele en las hortensias
el vernáculo adalid de las centollas
el hombre de azul ama
evoca en su memoria indiscutible y cana el
sustantivo impropio suyo ajeno del
verbo impostergable
de la mujer ex-vida, el hombre de azul toma su café
mira la Bahía amaneciendo bajo los rústicos hortelanos
del cielo y traga un humo de ceniza maestra
ama la desesperación de lo imposible
se ha proyectado con tal fiereza sobre el objeto amado
pero es hora ya de disculparse ante tamaña tristeza
dejala correr -hombredeazul-
esa mujer etimológicamente ajena.

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