Acerca del dos de abril: Guerra de Malvinas 

Cuando mañana se cumplan 32 años del inicio de la Guerra por las Malvinas y recordemos a nuestros adolescentes muriendo allí; no olvidemos que también están muriendo aquí, en la tierra continental, hoy día, muriendo de sueños, de hambre, de falta de oportunidades laborales;

muriendo de ser explotados en trabajos rurales o en mega-empresas que les prometen el cielo y les dan a cambio una camisa con su nombre bordado y una oscura oficina donde generan súper ingresos que suelen irse para Inglaterra o cualquier otro país imperialista;

recordemos a nuestros caídos recordando que también aquí en el continente caen a diario chicos asesinados por el gatillo fácil, es decir, por el derecho que se adjudica el Estado Moderno de impartir la pólvora según su idea del bien y del mal; recordemos a los niños que entran a los restaurantes con la infancia en los ojos a vender estampitas: ellos también están en guerra, pero su guerra es contra el hambre.

Mañana voy a recordar a los chicos que fueron obligados o que fueron convencidos o que decidieron por propia voluntad dar la vida por el concepto universal de Patria pero también voy a recordar a los chicos que día a día pasan frío en los colegios públicos, que hacen fila para ser atendidos en un hospital, que duermen bajo techos de chapa soportando el frío, la lluvia o el calor de los veranos.

Las guerras matan con pólvora, la cotidianidad mata in-visibilizando las atrocidades de un sistema que ya no da para más, que ensalza el éxito económico como único valor positivo, que divide la humanidad entre poseedores y desposeídos.

Mañana dos de abril de 2014, además de recordar a nuestros chicos caídos en combate, voy a recordar a todos los héroes cotidianos que luchan día y noche por un mundo mejor, y a los chicos que viven en peligro en las calles, en las villas, en la inseguridad que genera el sistema capitalista.

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