los árboles de la calle 4 de la ciudad de La Plata
desnudan sus caderas para excitar a los pájaros
cuando un perro de aguas se acerca a orinarlos
a la hora en que la noche
empieza a golpear los edificios
estos titanes
de corteza impura
gruñen escandalosamente
para que acudan a auxiliarlos los caballos
que defecan en las playas de estacionamiento
palabras que huelen a insulina y a mapas de Europa
pero basta que una mujer roce con su sexo una sola hoja de tilo
para que los árboles de la calle 4 de la ciudad de La Plata
echen a andar sobre sus raíces
como una jauría de almas en pena buscando el paraíso/

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