permaneció mil años al lado de ese hombre
permaneció como permanece la raíz en el árbol
permaneció porque la luvia
permaneció porque el amor
porque malabares
porque perilla de luz
porque el dolor
y los textos de derecho romano
y los pretextos del verano
permaneció porque los años
y el cigarrillo
y el cenicero
y el convencimiento
del permanecimiento
porque jamás perteneció
permaneció mil años
quizá por eso mismo permaneció
por la costumbre permanente
de mirar la ventana
y tras la ventana la calle
y en la calle la misma ballena de ojos tristes
que le recordaban tanto los suyos al otro lado del mar/

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