la vida útil de un poeta
no suele ser tan vida
y, menos aún, muy útil.
ahí anda de puro muriendo todo el tiempo
muriendo de pájaro y de piscina
muriendo de banco de plaza y de inodoro
anda muriéndolo todo y sigue vivo
porque un poeta muere tantas veces en su vida
que cuando muere de a de veras
nadie lo toma en serio y lo dejan allí sentado
con los ojazos abiertos
en el mesón de comedor
y no le dan entierro ni solemne despedida
tan solo una palmada amigable en su espalda
cuanto mucho alguna lágrima de propina
y así va, no más el poeta, muriendo de vidas
viviendo de muertes y lo otro
bueno, lo otro es otra cosa
no suele ser muy útil la vida del poeta
anda palabrereando de día y de noche
como si palabrerear fuera su única anfetamina
a veces
alguna niña enamorada o algún trabajador aguerrido
toma algún que otro de sus versos
para alzarlos como un banderín de primeros auxilios
pero ahí no más, cuánto más alegre que un poeta es
cualquier otro oficio terrestre
abogado o arquitecto o carpintero o salvavidas
no suele durar demasiado la vida útil del poeta
apenas algunas lluvias, algunas lamparitas
algún amor que le sacuda esporádicamente
los huesitos para hacer con ellos una hoguera
o algún animalito que ronronee
si levantar sospechas, sin dejarse matar de vida/

No hay comentarios:

Publicar un comentario